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Por qué necesitamos una reforma de la política de drogas

  • Last Update
  • June 2021
Un grupo de personas en un acto de luto
Amigos y parientes lamentan el fallecimiento de las víctimas en las ejecuciones extrajudiciales relacionadas con la guerra contra las drogas en Manila, Filipinas, el 5 de noviembre de 2017. © Jes Aznar/Getty

Las actuales políticas de drogas están fracasando. Después de 50 años de la guerra contra las drogas, el suministro y el consumo de drogas no solamente se ha incrementado sino que ha creado un gigantesco mercado ilícito que contribuye a la violencia, amplifica el conflicto y genera corrupción. En todo el mundo, las políticas contra las drogas diseñadas de manera deficiente, la penalización de personas que consumen drogas, los agricultores y otros actores de bajo nivel, así como las estrictas medidas para el cumplimiento de la ley, han exacerbado la marginalización social, las crisis de salud y el encarcelamiento masivo. 

Es tiempo de darle un nuevo enfoque.

¿Qué es la guerra contra las drogas?

La guerra contra las drogas se refiere a las campañas que han coordinado los gobiernos por más de 50 años para hacer cumplir, en su mayoría, la prohibición de las drogas a través de la supresión coercitiva de la producción y la penalización de su consumo, posesión y distribución. Como lo dijo la Comisión Global de Políticas de Drogas, un grupo de destacados líderes mundiales e intelectuales que promueven reformas a la política de drogas con base en evidencias a nivel internacional, nacional y regional, en 2011:

La Convención Única sobre Estupefacientes de las Naciones Unidas nació hace [60] años y cuando el presidente Nixon instauró la guerra contra las drogas del gobierno de los Estados Unidos hace [50] años. Los legisladores creyeron que la acción rigurosa de las fuerzas del orden contra aquellos involucrados en la producción, suministro y consumo de drogas conllevaría un mercado reducido de las drogas controladas como la heroína, cocaína y cannabis, y el eventual logro de un “mundo libre de drogas”. En la práctica, la escala global de los mercados de drogas ilegales, controlados en su mayoría por el crimen organizado, ha crecido de manera dramática durante este período.

¿Cómo han fracasado las políticas punitivas contra las drogas?

Las rigurosas políticas contra las drogas no solamente han fracasado en reducir la disponibilidad y el consumo de drogas sino que han creado una nueva serie de problemas.

  • Violencia relacionada con las drogas: en los 16 años posteriores a la promesa del antiguo presidente de México, Felipe Calderón, de eliminar las organizaciones de tráfico de drogas a través de la militarización de la seguridad pública, casi 300.000 personas han sido asesinadas; 40.000 han desaparecido y otras 330.000 han sido desplazadas a nivel interno, huyendo de la violencia relacionada con las drogas. En las Filipinas, más de 29.000 personas han sido asesinadas en las matanzas de la guerra contra las drogas desde la elección del presidente Duterte en 2016. Estos números continúan aumentando.
  • Epidemias de salud: según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, más de 70.000 personas han muerto de sobredosis en 2019, lo que la convierte en la principal causa de muerte relacionada con lesiones en los Estados Unidos. Desde 1999, más de 850.000 estadounidenses murieron de sobredosis de drogas. Adicionalmente, entre los 12 millones de personas que se estiman que se inyectan drogas a nivel global, 1 de cada 10 vive con VIH. Aproximadamente, 10 millones de personas que se inyectan drogas tienen la infección crónica del virus de la hepatitis C. Los tratamientos están disponibles y las nuevas infecciones son evitables, pero las leyes “duras contra las drogas” evitan el acceso a los servicios que salvan vidas como el intercambio de agujas y la terapia de sustitución de opiáceos, y alejan a los consumidores de drogas que necesitan apoyo de las ayudas y tratamientos.
  • Encarcelamiento masivo: la cantidad de estadounidenses encarcelados por delitos de drogas ha aumentado dramáticamente de 40.900 en 1980 a 430.926 en 2019. A nivel estatal, el número de personas en prisión por delitos de drogas ha aumentado 10 veces desde 1980. En el 2019 se hicieron más de 1.500.000 arrestos relacionados con drogas en los EE. UU. En Senegal, 31% de las mujeres detenidas están en la cárcel por delitos relacionados con drogas. A nivel global, uno de cinco prisioneros está encarcelado por delitos de drogas, la mayoría por tenencia de drogas. En el Reino Unido, los negros tienen una probabilidad nueve veces mayor que los blancos de que los detengan y registren por drogas, a pesar de que su tasa de consumo de drogas sea menor. En los EE. UU., los negros tienen un probabilidad 3,6 veces mayor que los blancos de ser arrestados por marihuana, a pesar de tener tasas de consumo de drogas similares.
  • Ejecuciones y pena de muerte: actualmente, existen al menos 3.000 personas condenadas a muerte por delitos de drogas a nivel mundial. Más de 4.000 personas fueron ejecutadas por delitos de drogas entre 2008 - 2018 (3.900 estaban en Irán).
  • Desperdicio: el control y la prohibición de drogas ilícitas a nivel global cuesta más de $100.000 millones anualmente [PDF]. Este dinero podría gastarse en mejorar las respuestas de salud pública, aumentar el acceso a servicios sociales y expandir los programas alternativos. El gobierno de los EE. UU. ha sido el principal aliado en la implementación de esta estrategia. Entre 1990 y 2015 la policía colombiana y los contratistas estadounidenses esparcieron glifosato en casi 5.000.000 de acres del territorio colombiano.
  • Disparidades de género: las mujeres involucradas en economías relacionadas con las drogas enfrentan un castigo y estigma desproporcionados y cuentan con un porcentaje muy superior dentro de los sistemas carcelarios.

¿Qué pasaría si termináramos la guerra contra las drogas?

En países donde se han introducido políticas alternativas contra las drogas como la despenalización de todas las drogas o la regulación del cannabis de uso en adultos, el crimen y la adicción no han aumentado y han surgido beneficios importantes.

En Portugal, el consumo y la tenencia de todas las drogas se despenalizó en 2001. Desde entonces, el consumo de drogas ha permanecido por debajo del promedio de la UE. También ha habido incrementos importantes en el número de personas que tienen acceso a tratamiento y otros servicios, además de la gran caída en la transmisión de VIH relacionada con drogas. De 1999 a 2008, la cantidad de personas encarceladas en Portugal por delitos de drogas cayó 44 por ciento [PDF].

En lugar de mejorar la seguridad de las personas, las políticas punitivas contra las drogas a menudo fomentan más violencia e inestabilidad. En los seis años posteriores a la declaración de una guerra total y militarizada contra las drogas del gobierno mexicano en 2006, más de 250.000 personas han muerto por la violencia relacionada con las drogas.

¿Qué tipo de políticas son las que se deben promulgar?

El fracaso en la guerra contra las drogas ha producido nuevas ideas y modelos alternativos, lo que incluye:

  • Despenalización: mientras las drogas permanezcan ilegales y el consumo de estas sea un comportamiento prohibido, las violaciones se consideran delitos menores o delitos administrativos. Los servicios de tratamiento se pueden escalar y las personas están más inclinadas a buscar apoyo sin temor a represalias.
  • Regulación: en un mercado de drogas regulado, el suministro y la compra de drogas es legal y se permite bajo circunstancias específicas. La regulación puede tomar diferentes formas y conllevar diferentes niveles de control. Algunos modelos incluyen la prescripción médica, un monopolio administrado por el gobierno en cuanto al suministro y el acceso, colectivos de usuarios sin ánimo de lucro y operadores privados con licencia del gobierno.


¿Qué están haciendo las Open Society Foundations para ayudar?

Mediante la concesión de subvenciones, la promoción y las comunicaciones, la investigación, y el diálogo, las Open Society Foundations han apoyado reformas que fomentarán la salud pública, la seguridad, el desarrollo sostenible y los derechos humanos. Nosotros y nuestros asociados investigamos el impacto de las políticas de drogas actuales y abogamos por enfoques alternativos que reduzcan significativamente o pongan fin a la criminalización de delitos de drogas de bajo nivel y por aquellos que apuntan a reducir el mercado ilegal mientras avanzan la salud pública, la seguridad comunitaria y aumentan el control del gobierno.

Los grupos que apoyamos incluyen los siguientes:

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